Siempre veo a mi gata Beny jugar y jugar, aparentemente sola, tal ves persiguiendo los rayitos de luz, se mueve incesantemente y se la ve feliz, hasta que se cansa y se duerme.
Beny jugando
Cuando era chica y veía a un gato jugando así, creía que las pequeñas luces, esas diminutas, eran precisamente hadas que yo no llegaba a ver por el solo echo de ser humana y lo más cercano que podía divisar eran esos pequeños puntitos de luces que al tratar de atraparlos se escapaban de mis manos, pero los gatos si podían verlos, mi lógica era, si podían ver perfectamente de noche porque no poder ver hadas escurridizas.
Es así que en mis pinturas agregaba puntos blancos que tal vez para el espectador eran lucecitas, pero eran esas hadas juguetonas que no se dejaban retratar y solo la mirada gatuna y aguda podía develar.
Hoy en día parece todo una fantasía infantil, pero…
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